jueves, 21 de marzo de 2013

Aprender, un asunto personal

Al iniciar el recorrido en TRAL, bifurcación de otros caminos recorridos, me he puesto a reflexionar: ¿cuándo decidí que aprender era un asunto personal? Es una realidad que no descubrí recientemente, me retrotrae a mi niñez...

Recuerdo tener una compañera de clase que tocaba la flauta dulce. En mi vida había visto o sentido hablar de ese instrumento. Estaba recién llegada del exterior, donde había vivido unos años, no tenía amigos y recientemente me había mudado. Encontrar a Memé, me trajo muchas oportunidades para reaprender a vivir en mi país. Fue el primer nodo de una red de amigos que se fue tejiendo para sostenerme mientras me adaptaba a nuevas situaciones.

Memé, había aprendido a tocar la flauta dulce en la escuela (Escuela Pública "Experimental de Malvín). Me prestó la suya, me dio dos o tres explicaciones y ahí estaba yo emitiendo algunos pitidos molestos matizados con sonidos más dulces. Luego descubrí los libros de Mario Videla, donde a través de un dibujo se enseñaba qué orificios mantener tapados y cuáles no y a qué notas correspondía. De ahí en adelante fue sólo práctica y dedicación para estar tocando alguna suite de Bach u otras piezas que aún recuerdo como las variaciones de Greensleaves.

Creo que posiblemente fue una de las experiencias que me enseñó, que si quería aprender algo, podía hacerlo. Lejos estoy hoy en día de dedicarme a la música, aún tengo mi flauta soprano y una traversa que posteriormente estuve tocando, pero la actitud de tomarme el aprendizaje como un asunto personal permanece.

Este relato surge porque en estos días mi hijo, en edad escolar, vino con la novedad de estar aprendiendo a tocar flauta dulce. Con paciencia escucho sus pitidos, veo sus esfuerzos y me maravillo de poder disfrutar de su proceso de aprender.




2 comentarios:

  1. Linda historia Vero. Me hiciste recordar una experiencia parecida que viví en mi niñez con el cuatro, instrumento musical típico de Venezuela. Cuando tenía como 8 o 9 años quise aprenderlo. Mi mamá me inscribió en clases pero allí había que empezar por aprender teoría y solfeo y yo quería TOCAR CUATRO!!! Así que me conseguí, igual que tú, un manual donde explicaban donde colocar los dedos sobre las cuerdas y como mover la mano para dar un ritmo de merengue o de vals. Todas las tardes, luego de hacer la tarea, dedicaba un largo tiempo a practicar...hasta que pude incluso ser la "tocadora de cuatro oficial" de la coral de mi escuela. Hoy ya no lo toco con tanta frecuencia pero si me prestan uno puedo sacarle música :-)
    Un beso...

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  2. Hola Verónica! me encanta tu aporte, sobre todo porque justamente en este momento de mi vida experimento eso. Siempre pensé que las experiencias autodidactas eran muy complicadas, pero siento que es cuestión de dejarse llevar, de que el proceso tome su propio rumbo y de no angustiarse por no tener claro un horizonte. Saludos desde Colombia.

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